En esta Venezuela, en la que chávez, les abrió los ojos, los subalternos como gatos se subieron a la Batea. Ya no dan los buenos días, se toman atribuciones más allá de las que tienen en fin, que son los dueños y amos de las organizaciones. Eso pasa, pues tiene un jefe, que los tiene protegidos. Y así ese subalterno, es capaz, de decidir, entre él y el cliente, y su jefe, se queda tan tranquilo, confiando en su subalterno. Hasta que ese subalterno, la ponga, y es ahí donde sale a relucir, que lo que tenian, como personal de confianza, es el propio enemigo. Sigan así, y los solicitando empleo, con la mirada baja, y pidiendo disculpa, que ellos no sabían lo que pasaba a su alrededor.
Señores, como decía el slogan asesina un Gerente y vive un día Pepsi.
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