Es triste confirmar, que con la muerte de Renato Cápriles (y lo pongo con acento, pues asi lo pronuncian los boricuas), el baile se fue al olvido. Esta casta que ha crecido bajo el mandato Chavez-Castro-Maburro, no sabe de baile, para ellos la cultura de la tarima basta. Contratan a un Boricua, le pagan bien caro, y al carajo con el decoro y el buen gusto, lo interesante es tener contento a este negraje.
1. Que estuviera bien buena. Para la época no existian las siliconas, pero él las buscaba tetonas. Tan pronto las encontraba en los bares de carretera les preguntaba señorita usted canta?Cualquiera que fuera la respuesta, las citaba para su oficina en quinta crespo para una audición.
2.- Que fueran nativas de Mapararí Estado Yaracuy
3.- estaba prohibido a los musicos de la orquesta ponerle los ojos a la cantante de turno, porque era propiedad de Renato. Asi voto a unos cuantos trompetistas, saxofonistas y un largo etc. Eso sí: ninguna, ningunita le logró montar una barriga al maestro para chulearlo de por vida.
Que vaina Renato, te moriste y tu autobiografia se borró en tu cerebro, como un disco duro de computadora acaba de auto-formatearse.
Solo un cliente, te jodio, Raul Quero Silva, que te robo a Liz y perdiste ese coñazo de bailes en los institutos Antonio José de Sucre y Santiago Mariño, porque ella se los agarró.
¡Arranca en Fa Renato, vete a reunirte con tu idolo Billo!
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