30 jul 2013

Los lentes de Fidel

Fue entonces que Gustavo notó que Fidel -la operación comando casi de kamikaze- llevaba espejuelos. Ya Fidel Castro detestaba que lo vieran con gafas en público y al entrar en la ciudad se quitó ese signo de debilidad y lo guardó en un bolsillo de su uniforme (…)
Al llegar al portón del cuartel Moncada, todavía entre dos luces, el chofer del primer auto lo detuvo, se bajó y gritó a los dos centinelas: “¡Paso al general!” Los guardias, confundidos, abrieron la portada y se cuadraron. Dos de los asaltantes corrieron hacia ellos y los desarmaron fácilmente.
Cuando el primer auto entró al cuartel Fidel Castro avanzó el suyo. Pero por la escasa luz o porque no llevaba lentes, su auto se montó en la acera y golpeó contra uno de los mojones a la entrada con fuerza y mayor ruido. Acababa de comenzar el fracaso del asalto pero ni Fidel Castro ni los otros asaltantes lo sabían todavía.”

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