Respetar, palabra, acción, o como lo queramos llamar tan lejana en la mente del venezolano. El señor Rafael Osío Cabrices en su artículo Respetar gustos, respetar derechos, plantea claramente, el absurdo de vivir en paz en este país. Hace 3 años fui a visitar un enfermo por los lados de la avenida Fuerzas Armadas, y cuando llegue al apartamento en la cera abajo, estaba un vendedor de Cds, a todo volumen, le comenté al amigo, si ese volumen no le molestaba a él y al enfermo, me contestó que sí, pero que ya no encontraba que hacer, que una vez llamó a la policia metropolitana, y el oficial de guardia le expresó, que porque no hablaba y negociaba con el vendedor de Cds, el amigo, lo hizo, y termino preso, pues se tuvo que caer a coñazos con el abusador. Pues los groseros en este país, tambien estan apoyados.
Eso que usted sabiamente describió en su artículo pasado, es el día a día que los venezolanos, extraños como usted y como yo nos toca vivir. Ese espiritu de eterna fiesta patronal en la que vive el venezolano. Que tiene que enrostrarnos su poder, su capacidad de molestar a cuesta de lo que sea. Por eso creo, que aquí no existen ciudadanos, si no manumisos, unos más que otros pero manumisos, que por su osadia son capaces de amargarle la vida a cualquiera.
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