21 abr 2011

BILLO..."BALURDO Y GALLEGON"

Esta de nostalgia, me encontre una revista, que no se por que estaba en mis estante, se llama(ba) "Almargen" No44 Febrero 1982. Director:Simó Sáez Mérida.Equipo redactor-editor: Tulio Colmenarez, Domingo Escombra, Alexis Navarro, Italo Silva, Luis Lander. En este adefesio comunista, esta el artículo que ahora paso a exponer....Es decir Billo... Balurdo y Gallegon.

Cuando el maestro Billo's descubrió que el chucu-chucu era negocio (término acuñado por Carlos Ortega) se dedicó a reproducir en serie y en gran escala el ritmo que hoy divierte desde aristócratas hasta tierrúos. Ese compás facilón que es una liga de merengues, porros, cumbias y en general ritmos populares no falla en la conciencia decente de gente que se respete.

Igualmente pasodobles y boleros han sido siquitrillados por el maestro para suministrar la base de la diversión sosa de la venezuela post-gomecista. Billo's (léase su música, no su persona) se ha convertido en el gran elemento vinculante del mediocre gusto musical que ha desarrollado la burguesia y la llamada clase media del país.

Pero no siempre fue así. Habría que recordar los tiempos del ilustre bolerista Rafa Galindo, del negrio Chapuseaux y momentos lúcidos como el paso por la orquesta de Felipe Pirela y en algunas ocasiones el hoy popular José Luis.

Asimismo no se puede negar la inquietante presencia de un guarachero como Cheo García que ha tenido el mérito de identificar duranto mucho tiempo la orquesta a veces mucho más que el propio Billo's.

El maestro comprendió que el era el único que podía establecerse sin competencia en el país, una vez que Los Melódicos quisieron internacionalizarse abusando del porro y terminaro siendo la base de dos orquestas igualitas entre sí: La Inmensa y La Grande, que de inmensas y de grandes no tienen sino el espacio que ocupan y lo vulgares que son.

Lo cierto es que en medio de la salsa, el rock y todo bicho de uña (que me perdone Chalbaud), Billo's siguió trabajando en su mismo nivel, aprovechando que en el país se presentan las mismas ferias, las mismas fiestas patronales y las mismas emisoras siguen transmitiendo las mismas canciones.

De pronto Billo's aparece como un Ray Conninff venezolano, en los grandes salones de hoteles lujosos y en los clubes. Nunca falta una sifrina que haya soñado celebrar sus 15 años con Billo's (como para empavarse toda la vida). También existen esos supuestos conocedores de Bethoveen y Bach pero que lo que hacen es escuchar a Billo's como unos autómatas.

No crea el lector (repetimos) que esta es una descarga contra el maestro Frómeta. El está en su derecho a sacar lo que le parezca apropiado y gran parte del público está en su derecho de gustarle.

El gusto es el gusto. Lo que pasa es que "el criterio" que se ha utilizado para defender este producto musical es una expresión  de barbarismo social ligado con una profunda ignorancia.

Encontramos cosas como: "Billo's es la mejor orquesta del mundo", "al que no le guste Billo's está loco", "ante la estridencia de la salsa, la alternativa es escuchar Billo's", "a mí no me gusta la música popular, exceptuando a Billo's", etc.

Puede que eso no sea culpa del maestro. El con su negocio tiene. Además, ha tratado de justificarse cantándole melodias a Caracas, fuera de su estilo tradicional. Pero el hecho de que se haya formado un criterio fru-fru a su alrededor lo coloca en el centro de la balurdedría musical.

Esto mismo puede pasar con un músico y cantante de excelentes condiciones y de gran escena: Oscar D'León, el cual ya está cerca de ser el Billo's de la Salsa, el choricero por su inclinación al reiterativismo. Ya para muchos también es balurdo y gallegón y es despreciado por los salsomanos, mientras gran público entre gente que "no le gusta la salsa sino Oscar D'león".

Entonces aquí se plantea la propia brecha entre ese criticismo musical mal orientado y el saber al menos ubicar las corrientes que agotan su musicalidad en aras de otros intereses y que se sostienen de la confusión existente en la opinión pública. Suave, nos vidrio. Mervin Rodriguez H.

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