9 jun 2011

Lo peor de los dos mundos/Vladimiro Mujica/Talcual

En el primer día de mi visita por un mes a Brasil, me presentan a un cientifico cubano que se encuentra aquí. La conversación deriva inevitablemente hacia la comparación entre Cuba y Venezuela y sobre todo lo que ya sabemos acerca de cómo Venezuela subsidia de manera escandolosa la dictadura de los hermanos Castro vendiendo más petróleo del que la isla necesita para que los cubanos lo revendan.

Me intriga un poco más el detalle personal de un familiar del cientifico cubano estuvo en la Misión Barrio Adentro y que le comentó que su experiencia había estado bien excepto por cierta desconfianza que le tienen los venezolanos a los cubanos, y sobre todo por el ambiente de inseguridad y miedo que se respira en Venezuela. El hombre me cuenta además que su mujer e hija están en la isla, que sólo dejan venir de visita a la mujer porque los menores no pueden salir de Cuba como turistas sino en forma definitiva. Libertad a la cubana, pues. Al final y de pasada comenta no sin cierto orgullo: "Pero eso de la inseguridad no lo vivimos en Cuba".

Me voy mascullando mi incontenible arrechera y pesadumbre a partes iguales. No sólo porque sé que el comentario del cubano es verdad -el Estado policial cubano se encarga de que la isla sea un lugar seguro para todos excepto para sus opositores, así como en su momento la dictadura de Pérez Jiménez  o antes la de Gómez en Venezuela hicieron lo mismo- sino porque el asunto no se limita a la inseguridad. En dos platos:  el chavismo afirma buscar inspiración en el socialismo cubano e intenta emular todo lo que allá se hace pero con malos resultados porque copia lo malo y nada de lo bueno.

Tomemos por ejemplo el caso de la ciencia. A la llegada de Chávez al poder en Venezuela había logrado armar con grandes dificultades un contingente respetable de cientificos, tecnológos e ingenieros que podían haberle servido al país para emprender cualquier aventura del conocimiento orientada hacia el bienestar de la gente.

En lugar de establecer con claridad sus orientaciones políticas de estado, que le habrían venido muy bien al sector, en lugar de trabajar con la gente que tenía el conocimiento, el rencor y el resentimiento endógeno del chavismo emprendieron una guerra contra el talento cuyos resultados vamos a lamentar por décadas. Hasta en eso lo hacen mejor los cubanos que en alguna medida cuidan lo que tienen de ciencia en la isla.

TODO LO MALO Y NADA BUENO
En el otro lado del espectro, opuesto al comunismo troglodita, se encuentra el capitalismo con todas sus bondades y limitaciones. Con su capacidad para proteger la libertad individual, probablemente lo más preciado que tenemos después de la vida, y su lado menos positivo de generación de desigualdades sociales y económicas.

Quizás lo mejor de ambos mundos lo representan las naciones escandinavas donde una mezcla juiciosa de capitalimso liberal con un hondo contenido social ha producido los países más prósperos y equilibrados del planeta.

Qué decir, sino que nuestro país representa lo peor de ambos mundos. El atraso hecho en socialismo combinado con las peores prácticas del capitalismo salvaje. No hay sino que pararse en el hecho de que el patrono más injusto que tienen los trabajadores venezolanos es el Estado Chavista-Socialista.

No hay contratos colectivos, no se respetan las prestaciones y se persigue con saña a los sindicalistas, especialmente a los desertores del culto chavista. Razón tiene el Presidente Comandante cuando afirma que Venezuela es el único país del mundo donde un aumento del 40% es insuficiente. ¿Cómo no va a ser insuficiente si la inflación, uno de los peores males de las economias capitalistas mal manejadas, se como ese y cualquier aumento?

En cierto modo Hanna Arendt nos enseñó que todos los totalitarismos están relacionados en sus métodos y obejtivos, sean ellos de derecha o izquierda. Su monumental estudio The origins of totalitarianism establece una serie de paralelismos entre nazismo y el comunismo estalinista que se pueden extender a muchas otras situaciones tropicales,  como Cuba o Venezuela .

Cierto es que todavía esta vigente un debate acerca de la naturaleza abiertamente totalitaria del proyecto chavista, pero ya existen pocas dudas sobre su carácter anti-democrático y autoritario y con eso nos basta para seguir con estas reflexiones.

Contra lo que quizás no nos previno Arendt fue acerca de esta versión africanizada del autoritarismo/totalitarismo que nos consume. Donde al secuestro de la libertad se le une la pobreza de horizontes que pretende condenarnos a vivir en este, el peor de los dos mundos

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